Se vuelve un desafío cuando ese tormento tiene la sonrisa más deliciosa del mundo. Empeora cuando tiene unos ojos cósmicos con los cuales volar a cualquier lado. Y se vuelve imposible cuando te das cuenta que nunca te quizo, pero que hubo un tiempo que hizo muchas cosas para que estuvieras bien. Y dormiste con ese recuerdo, que ahora se vuelve carne. Y pasaste noches, y mentiste y traicionaste por ese recuerdo que hoy quiere escurrirse en este presente frágil. Y lo disfrutaste, y te encantó, y pensaste que iba a durar para siempre. Pero, en el fondo, nunca dejó de ser un pesar, una lástima, un tormento aunque muy bien camuflado. Y vos sabes Bel, que no hay mal que dure 100 años.
Con esperanza, siempre con esperanza.
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