I told him i’ve been too fucking busy

…or viceversa !

Benditos pecadores.

miércoles, 1 de junio de 2011

Así sería un primer capítulo.

Estaba feliz. Sí, muy feliz.
Si este fuera el primer capítulo de una historia casual, de esas que le pasan a gente común y nunca nadie se entera, empezaría como un drama novelesco bien estadounidense, las clásicas con miles de temporadas que nunca terminan porque la protagonista tiene cada día algo que contar. Una vida normal irrumpida por un amor prohibido, el romper las reglas para poder concretarlo, darte cuenta que no era lo que esperabas y mágicamente verte envuelta en un laberinto del que sólo podes salir con drogas, alcohol, sexo... u otro amor prohibido.
La mayoría de las novelas no muestran la realidad, sino que tratan de envolvernos en un sueño de amor, fantasía, sexo con protección, amigos que están en las buenas, en las malas (y eventualmente, también en tu cama). La vida no es así, la vida es hermosa, sí. Pero también muy dura. Nadie dijo jamás que sería fácil, pero no sé que barato concepto tenemos incorporado los humanos que frecuentemente nos preguntamos "¿por qué a mí?" "¿por qué todo me sale mal?" "¿qué tiene ella que no tenga yo?". Es difícil salir del concepto de vida ideal que nos plantean diferentes artistas contemporáneos.
Sin embargo, yo lo creía así. El virus del mundo mejor trataba de multiplicarse en cada pensamiento, y cada vez más fuerte, y cada vez con más voracidad, la epidemia de revolución crecía en mi. Confiaba en mi. Creía en mi.
Estaba con él caminando en una calle conocida, esa calle que transité por más de 4 años, esa calle que conoce mi caminar, mi andar y mi pasado. Miento si hablo de preocupación. Estaba tranquila, en paz con mi día de otoño sin nubes.
La escena se desarrolla cuando él se aleja sólo unos minutos de mi. Me deja vulnerable contra una pared esperando su regreso, esperando seguir mi camino.
Y aparece. Mi verano aparece. En aquel auto en el que dejé mis esperanzas, mi confianza, y mis 15 años. Ahí terminó mi gloria, en cierto modo, fue partícipe y disfrutó de mi decline emocional.
Errante, me miró con el mismo ardor con el que me miraba en febrero.
Esos ojos, por el amor de Dios. Esos ojos me lastimaban, me ardían, el sol se instalaba en esos ojos. Debo admitir que nunca lo ví como algo malo. Muchas veces al quemarte sentís solamente un ligero calor. Muchas veces se juega con fuego, muchas más de las que creemos.
Lo pude ver mirándome con desdén, con malicia y esos ojos de atorrante. Un lindo atorrante.
Y me dedicó el humo del cigarrillo que saboreaba, me dedico las cenizas de lo que fue un incendio sin precedentes.
Terminado el momento de lo que fue una broma muy pesada, una sátira de un deseo que jamás llegó a concretarse (y como dice Joaquín: no hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió) sólo resta mirarlo irse. Acelerar e irse. Se fue, y se llevó todo lo que pudo con el. Una parte de mi pasado, mis intenciones y mi inocencia, todo se fue con el. En ese auto que tantas veces esperé ver, que tantas blasfemias se ganó de mi parte.
Después de eso, sólo entendí que el pasado es pasado, tenerlo en cuenta es irrelevante... pero de alguna manera, nunca se termina de enterrar. De alguna manera, el fantasma de lo que alguna vez fue un error va a volver a aparecer, cuando menos te lo esperes, cuando estés tranquilamente apoyado contra la pared de una calle sumamente tranquila, tramitando banalidades, cuando más relajado y desprevenido estés... ahí es cuando aparece tu pasado, recordándote que no te mereces lo mejor, que no sos lo suficientemente lindo, que sos uno entre tantos que quieren lo mismo, que el esfuerzo jamás va a ser suficiente.
Después de eso, todo fue muy confuso. Mis manos en mi cabeza, tratando de volver a olvidar
[por favor, necesito olvidarme, necesito que tu perfume se muera en el viento, que tus ojos se apaguen, que llueva para siempre, que el calor de tus ojos se vaya con el verano, por favor, olvidense de mí, asesinen mis memorias]
la nicotina en mis manos, mis pulmones con humo y lágrimas. Basta de lágrimas, por dios, basta de lágrimas.
Sólo me me distrajo el hecho de saber que él había vuelto, que ya estaba conmigo de vuelta, con una palabra de distracción; y con la frente muy alta, curada de revolución, volví a mi vida normal, a mi novela de todos los dias, aquella que le puede pasar a cualquiera, pero que nadie quiere contar.

2 comentarios:

  1. Ay Rofri, me m a t a s t e
    Me sentí muy muy tocada
    Que lindo que escribis, no me canso de decirlo.

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  2. Muchas gracias ichi! y bueno, la verdad no me alegro de que te hayas sentido tocada. es una historia que no me gustaria que le pase a nadie :/

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WE

ARE BONKERS!