Rock da house.

Hoy estoy reflexiva. Casi siempre lo que escribo son bardeadas al sistema y sus derivados, a los estereotipos sociales o a las pendejas conchudas víctimas del virus del capitalismo berreta en el que vivimos, pero hoy, sentada en la comodidad de mi living, tomando el té de las 5 o'clock, me puse a escuchar Killamangiro (un temazo de aquellos, si no lo escuchaste nunca - o en su defecto, no sabias que era de los Libertines - escuchalo ya porque es lo más, y sino andate de este blog porque te odio) y justo en el estribillo, no me pregunten cómo ni por qué, se me lleno el alma de algo raro parecido al orgullo. Se me llenaron los ojos de lágrimas y agradecí estar viva, todo recobró un sentido que creía perdido.Y en ese momento, lo único que atiné a pensar fue: "Esto no lo puede provocar el pelagatos de Justin Bieber".
Pero después dije, y por qué no puede? y todo fue muy confuso.

Y en realidad todo se resume en pocas palabras.
A las fanáticas de Justin les compran la entrada sus viejos. Van a verlo en familia, con mamá, papá, y quizá hasta abuelos, tíos, primos, y cualquier integrante de la familia que esté dispuesto a soportar 3 horas de pendejas llorando y revoleando la tanga de frutillita u ositos panda.
Un fanático de cualquier banda de rock enserio es capaz de laburar por meses en el lugar más insólito e insalubre con tal de poder comprar la entrada, no importa la edad. Y si le da mucha paja o se gasta la mensualidad en minas, telo y birra, espera al primer descuido de la yuta y se cola como el mejor, preparado para el mejor pogo de su vida.
Una fanática de Justin se asombra de su solidaridad, lo ama por sus modales exquisitos, se sorprende de su carisma, su inteligencia (...), su talento (........), su simpatía, y su capacidad para entender los problemas de la adolescenta común...

Un fanático del rock posta se pasa bien por el orto todo eso. A la mierda la solidaridad, la onda es una buena panza de cerveza y un olor a pucho que te voltea a los 50 km a la redonda. Letras que te dejan pensando en lo grande que es la vida. En lo garca que es la iglesia, en lo afortunado que sos al tener a los pibes. A salir de putas y a la mierda lo que piensen de nosotros, a la mierda lo que digan los demás. El talento de estos tipos no se basa en hacer sonar un tecladito, saber un par de acordes en el bajo y saber tocar el triángulo con el pito. Estos tipos se ganaron su prestigio por componer temas que sonaron y van a sonar por décadas. Porque te hacen llorar, porque te hacen ver más allá, porque de una u otra manera te hacen ser quien sos.

Y si, Justin las enamora, las hace llorar, las hace vibrar, las excita, las moja, no sé. Pero me juego los ovarios a que estas muchachas nunca van a sentir el orgullo, la emoción de creer en esto. Nunca van a escuchar "Don't stop me now" y sentir esa sensación de "carajo, vale la pena estar vivo". Nunca van a gritar "Welcome to the jungle" con ganas de mandar a la mierda a todos. Nunca van a cantar con todas sus fuerzas "Another brick in the wall" queriendo escupir en la cara del sistema. Nunca van a bailar "Take me out" como unas conchudas, muy desaforadamente. Nunca van a recordar historias de su tierra porque no escucharon "Los dinosaurios". Nunca van a conocer a Cobain, a Gallagher, a Tyler. Es algo tan grande y tan lindo. Son emociones inexplicable, sentir esto es inexplicable. Esto se llama Rock. Y justin se la come.