"¿Cómo me dice eso?", respondió ella con la voz quebrada por el dolor. "Esta noche, sólo canté para usted. Le di mi alma y estoy rendida."
"Su alma es muy hermosa", se suavizó la voz del hombre.
"Ningún emperador recibió un regalo igual. Hoy, los ángeles lloraron en el cielo"
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